divendres, 21 de desembre del 2007

La calidad en los productos

En este que va a ser mi último artículo en el blog, voy a tratar un nuevo aspecto de gran importancia en el apartado de producción en una empresa. Se trata de la calidad del producto final, algo de vital importancia para alcanzar el éxito en la etapa de ventas del producto en cuestión.


Siempre comentamos que el cliente busca un artículo que cumpla la propiedad de las tres B's (bueno, bonito y barato), aunque lo que realmente prima a la hora de la verdad es la calidad. En la mayoría de situaciones, el cliente no comprará un artículo cuya calidad sea inferior a la requerida, independientemente de que el producto tenga un precio muy reducido o sea atractivo y agradable a la vista. El cliente paga por la compra de un producto o servicio para cumplir unas necesidades, por lo tanto, lo primero que se asegurare será que el bien o servicio que va a adquirir le permita satisfacer esas necesidades que tiene.


Por tanto, las empresas deben hacer especial incapié en que los productos fabricados que llegan a ponerse a la venta pasen diferentes controles y cumplan con unas medidas especiales de calidad. Las empresas deben realizar estudios para intentar conseguir que el producto que se disponen a fabricar sea del mayor agrado posible para los consumidores en todos los aspectos. En este apartado podemos distinguir tres calidades que se tienen en cuenta en el análisis de un producto:

- Calidad usuario: compara el producto ideal que el cliente desea adquirir con el producto que realmente ha adquirido.

- Calidad técnica: consiste en fabricar un producto lo más similar posible al producto diseñado.

- Calidad teórica: consiste en diseñar un producto lo más similar posible al producto que el cliente desea. Depende del desarrollo de la empresa y de la investigación realizada para conocer los deseos del cliente.


De varias maneras involuntarias sucede que el producto final fabricado por la empresa difiere considerablemente del producto que el cliente desearía poder obtener.

- El cliente no sabe expresar de manera correcta cómo es el producto que desea.

- La empresa no comprende correctamente la idea que el cliente les da de su producto ideal.

- La empresa finalmente fabrica un producto que no es exáctamente igual al producto que se había diseñado previamente.


El objetivo de sacar al mercado únicamente productos de calidad supone grandes costes para las empresas.

En el caso de fabricación de un producto defectuoso, la empresa ha de asumir unos gastos independientemente de si el defecto a sido detectado anterior o posteriormente a la venta del artículo. En caso de detectar a tiempo un producto defectuoso, la empresa decidirá entre varias opciones, como pueden ser retirar el producto, intentar corregir el defecto o tratar de venderlo a un precio menor que el original. Si, por el contrario, el defecto es encontrado por el cliente después de adquirir el artículo, la empresa contará generalmente con un servicio postventa y de atención al cliente que evidentemente generarán grandes costes a la empresa. Todo ello para evitar que el cliente no se encuentre agusto con la empresa y la imagen de la marca empeore.

Para ello la empresa implantará a lo largo del proceso de fabricación del producto diferentes controles de calidad que irán desechando las piezas defectuosas, con el fin de que la calidad del producto final sea optima. Estas medidas de control suponen unos costes para la empresa, ya que el proceso de fabricación se ralentiza y el conjunto de máquinaria y personal dedicados al control también tienen unos costes que la empresa ha de afrontar.


Como vemos, la tarea de fabricar un producto de calidad que agrade al cliente es más complicada de lo que a priori podemos pensar. Todo lo que supone tratar de conseguir una alta calidad hace que las empresas pasen por alto determinados aspectos a lo largo del proceso de fabricación y nos lleguen a los clientes productos que no son lo que en un principio deseabamos o esperabamos.

4 comentaris:

Victor Bernadó ha dit...

Al final del post comentas que las conseqüencias que pagamos de que la frabricación de productos... es que nos encontramos con que no cumplen exactamente nuestros requisitos. Pero ésto me parece sumamente lógico.
Por parte de la empresa sería una idiotez que alguna empresa hiciera el producto X a mi medida (a menos que fuera un producto sólo para mi).
A lo que me refiero es que lo que se busca es atraer al máximo de clientes posibles, y con una política de hacer productos a medida el número de clientes será reducido.
Las empresas han de buscar que la calidad del producto también se base en la variedad. Variedad de utilidades que puede oferir ese producto...
Por poner un ejemplo: Yo puedo querer un MP3, peró mi padre puede querer escuchar la radio... pues el mismo fabricar hacemos un producto que tenga MP3 y radio...

También tiene contrapartidas obvimante. Si el producto base cuesta X€, a medida que le vamos añadiendo complementos el precio irá suviendo.
Éste puede llegar a tal punto en que un cliente sensato diga: "para ésto no me gasto un duro de más!"
Otro ejemplo: los moviles. Si lo que yo quiero es un telefono con el que llamar y mandar mensajes (cosa que te puede costar 50€ y es mucho), para que pagar 250€ para tener bluetooth, internet, camara, televisión...

Vamos, que la calidad de los productos es muy relativa...

Sergio Arcos ha dit...

La Navidad se lucra de este fenómeno.

En el último anuncio de Ferrero Roche nos dicen claramente: "Acertarás". La gente se preocupa mucho por si será demasiado cutre lo que regalará. Yo lo viví ayer mismo, cuando no me dieron un regalo porque me decían que hubiera sido demasiado cursi.

A veces las personas no buscamos nada de lo mencionado en la entrada y lo que nos gusta es "el detalle". Que importa que te regalen un bolígrafo o un coche, en los dos casos esa persona pensó en ti.

Posiblemente de esta minoría de gente conformista se basan los "por un euro". Cualquier chorrada graciosa ya vale. La calidad la dejamos para otro día, que la economía no va bien.

Matias Lizana ha dit...

Estic totalment d'acord amb el que dius, el client paga per la compra d'un producte per complir les seves necessitats, però potser justament aquí és on s'ha de fer especial èmfasi.
Hem de pensar en les necessitats reals d'un client. Una persona necessita alimentar-se, dormir i tenir vida social. Per això es gasta tants diners en Pernils bons (i no Navidul), matalassos Pikolín (i no del Alcampo) i una PS3 per jugar amb els amics (i no un "puzzle de 40 piezas").
Ara, això si! Quan es tracta de comprar pinces, CD's verges o abono per les plantes del jardí, anem als Xinos!! O no??
Per tant no ens hem de preocupar relament tant per la "qualitat" d'un producte en TOTS els productes. N'hi ha que no compleixen les nostres necessitats bàsiques, sino que són necessitats "afegides" que ha desarollat aquesta societat.
Per tant no ens preocupem si se'ns trenca la funda de CD's pel cotxe, que per cert és de molt mala qualitat, si m'ha costat 20 cèntims!!

Adrià Vallès ha dit...

El tema de la qualitat és bastant "apassionant" en el sentit que cada client té un concepte diferent, ja que un producte pot ser de pèssima qualitat per a una persona però no ser de bona qualitat per una altra, perquè la qualitat es el que cadascú vol que sigui. D'aqui les frases "S'ha trencat això, però com que només costava X euros és igual" Què volem dir amb això? Doncs que hem renunciat a certa qualitat a canvi d'un preu més assequible.
Les empreses ho saben i apliquen als seus productes la qualitat que ells volen que tinguin. Així que podíem dir que en la majoria dels casos, més qualitat, més preu, ja que si es vol augmentar la qualitat sempre comporta major despresa per part de l'empresa.